Así, clara y sencillamente, definió un buen guatemalteco las opciones a las que nos enfrentamos hace un par de días los que quiseron salir a elegir al próximo Presidente de Guatemala.
Las opciones en el proceso electoral se limitaron al General retirado Otto Pérez Molina y al político/empresario Manuel Baldizón:
Sobre el primero, el Presidente electo de Guatemala, pesan muchas acusaciones graves por su participación en el conflicto armado interno de Guatemala que costó la vida a miles y miles de guatemaltecos. Específicamente se ha personificado en él, fuera del sistema de justicia, al asesino intelectual de Gerardi (entre otros); también se le acusa de ser financiado por el crimen organizado y de tener fuertes vínculos con el narcotráfico (ver artículo de Hunahpú e Ixbalanqué).
Al segundo se le acusa de robos descarados perpetrados sobre propiedad privada y estatal, severos casos de corrupción en la asignación fraudulenta de recursos del Estado a ONG's relacionadas con él, sus testaferros y familia; además de amenazas de muerte a periodistas y nexos directos con el narcotráfico. (ver artículo en Plaza Pública y leer el Reporte Petén de Insight Crime).
Esas dos joyas eran las únicas opciones, derivadas de un sistema "democrático" disfuncional, la total carencia de líderes reales y capaces, y de la situación socioeconómica y educativa que los propios guatemaltecos hemos causado (ya sea con nuestras malas elecciones políticas o con nuestra indiferencia y consecuente falta de involucramiento en refundar y controlar las instituciones del Estado fallido que se ha instaurado en nuestra bella Guatemala).
EL PRESIDENTE ELECTO
Otto Pérez Molina será el nuevo Presidente de guatemala a partir de enero del 2012, ganó con el voto de la Ciudad de Guatemala y de varias cabeceras departamentales. Muchos piensan que era preferible algo "viejo conocido" que lo "nuevo por conocer" (aunque lo viejo conocido pudo incluir mucha muerte), otros hablan de que sería una vergüenza tener como Presidente a un payaso (siendo excesivamente bondadosos con ese calificativo).
La desigualdad, irresponsabilidad fiscal (de ambos bandos, empresarios y particulares evitando a toda costa pagar impuestos y Estado robando los recursos, o en el mejor de los casos, gastándolo ineficientemente), violencia, ignorancia y la propia historia nos hacen pensar que nada cambiará para bien.
Que Dios nos siga protegiendo hoy… y que lo siga haciendo cuando dentro de 4 años veamos lo que hubiera pasado si el resultado de la 2° vuelta electoral hubiera sido al revés, cuando venga al que, según dicen muchos analistas, le toca: Baldizón.