Era el domingo 11 de agosto del 2013 y el sol se despedía ya en Moscú. La temperatura alcanzaba niveles que pocas veces han de experimentarse en la aldea Chiyuc, de Alta Verapaz, Guatemala.
Desde Guatemala, decenas de miles observábamos ansiosos la transmisión televisiva que mostraba a Erick Barrondo haciendo lo suyo… y conste que lo suyo no es marchar, lo suyo no es caminar a paso ligero por 20 ó 50 kilómetros en competencias internacionales vistiendo sus cortas camisetas identificadas con "Guatemala". Erick Barrondo, el marchista guatemalteco que ganó la primera medalla olímpica para su país, tiene bien claro que lo suyo es hacernos llorar de la emoción y darnos una lección, incluso, cuando no pone ni un pie en el podio.
¿Pero por qué Erick Barrondo genera en nosotros tantas emociones? Un jovencito de apenas 22 años, de orígenes tan humildes y complexión delgada, ¿Cómo logra hacer vibrar el corazón de los más grandes en Guatemala y alrededor del mundo?
Erick Barrondo ya había "fundido" a un ruso en las Olimpiadas de Londres 2012 cuando ganó la plata para Guatemala. Esta vez, en Moscú, fundió a un japonés… y nuevamente, era el turno de un ruso. Muchos creímos que Erick Barrondo sería "inteligente" y cuidaría su tercera posición, esa medalla de bronce que subiría nuevamente a Guatemala al estrado de los ganadores. Pero no fue así. Poco a poco y sin quitar esa mirada que transmite una mezcla de susto y nervios, se hizo de la segunda posición a falta de pocos kilómetros para el final. El ruso Ivanov, en primer lugar, tomó una ventaja de más de 5 metros y Erick lo veía desde atrás. La emoción nuevamente se apoderó de nosotros, creyendo que Erick Barrondo nuevamente lograría la plata en una competencia al más alto nivel mundial. Quizás le habremos gritado al televisor:
"¡Cuidá la posición patojo… Cuidá esa medalla de plata y preocupate por no arriesgar, no vaya a ser que te amonesten por tercera vez y te descalifiquen de la competición"".
En un abrir y cerrar de ojos vimos a la verdadera definición de guatemalteco acelerar el paso. Erick Barrondo no había ido a Moscú a pasear… no fue con la mentalidad del que cree que "lo bueno es participar"… ni siquiera fue con la mentalidad de poner pie sobre el podio, aunque fuera por recibir una medalla de bronce o plata. ¡Erick Barrondo fue a Moscú a ganar! En su mente y corazón no cupo la opción de ser nuevamente sub-campeón mundial, para sí y para Guatemala él no buscaba conformarse. Así que arriesgó todo para ganar todo. Y citando sus propias palabras: "No le salió".
Erick… hoy nos demostraste que quien no arriesga, no gana y que el precio de arriesgarse puede ser el perderlo todo. Pero pronto, sin ninguna duda, nos enseñarás otra lección con un final más dulce.