Hoy se realizaron manifestaciones con distinta agenda en el Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala. Por un lado, un grupo formado predominantemente por personas de nivel socio-económico medio/alto y al lado, simpatizantes del Presidente Álvaro Colom provenientes de asentamientos y barrios marginales que participan de los programas sociales impulsados por el Presidente y su esposa.
Se ha podido ver y escuchar al menos a dos Guatemalas distintas. Una lucha de clases ha empezado a emerger nuevamente ante la crisis desatada por el asesinato del Licenciado Rodrigo Rosenberg y sus declaraciones reveladas después de su muerte, donde acusa de su propio homicidio al Presidente de la República, a su esposa y a otros personajes.
Algunas de los comentarios que pueden escucharse en la polarizada sociedad guatemalteca son:
- ¿Por qué los “ricos” protestan ahora y no protestan cuando han asesinado a personas humildes?
- ¿Es cierto que algunos manifestantes en pro del presidente Colom asistieron a la manifestación bajo amenazas de no recibir más beneficios de los programas sociales del Gobierno?
- ¿Es todo esto un complot para desestabilizar al Presidente y algunas personas que le rodean?
- ¿Son verídicas las acusaciones del difunto Licenciado Rosenberg?, ¿Existirán pruebas contundentes al respecto de su asesinato y el de los señores Khalil y Marjorie Musa?
A continuación compartimos con ustedes un escrito publicado en la revista virtual Albedrio.org, ¿Qué opinan sobre él?
El pueblo bien vestido, ¡jamás será vencido!
Por Mariano González. – Guatemala, 13 de mayo de 2009
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Quisiera comentar un aspecto marginal en torno al escándalo levantado por las acusaciones que aparecen en el video de Rodrigo Rosenberg, pero que, siendo marginales, también contribuyen a la producción de sentido sobre estos sucesos.
En efecto, quisiera hacer algunos comentarios sobre la manifestación del pueblo bien vestido que se produjo el día martes 12-05-2009 frente a la casa presidencial, debido a la convocatoria que se hiciera por diversos medios electrónicos:
Sencillamente impresionante.
Tanto para los manifestantes como para los que vimos la manifestación. Para los manifestantes ha de haber sido toda una aventura salir de las áreas marginales que ocupan (zona 10, 14) y poner pie en un territorio que les es francamente hostil: la zona 1 con toda su popularidad, ruido de camionetas, vendedores, y gente que no es como ellos, para, válgame Dios, ¡protestar! contra el gobierno. Lanzando consignas como ¡asesinos! o ¡justicia para las víctimas!, resulta todo un evento, después del cual obtendrán sentimientos de gratificación personal y enorme valía (además que conocieron en persona el otrora Palacio Nacional).
En el caso de los que vimos la manifestación también hay motivos de sorpresa. En primer lugar, era impresionante la homogeneidad de la apariencia. En un país con una población predominantemente indígena, resulta llamativo ver a tantas personas de tez blanca y pelo claro (a excepción que sea un bus de turistas), vestidas con un exquisito gusto. Con lentes negros (de marca) y ropa que seguramente no era de Paca. A momentos parecía un desfile de modas y no una manifestación hecha y derecha.(1)
Ante semejante situación, se pregunta uno ¿Qué habrá sucedido para que personas usualmente bastante calladas frente a los problemas de violencia y muerte que ocurren en el país hayan participado en una manifestación callejera? (eso sí, conservando el glamour) ¿Qué resortes se han tocado para personas usualmente reacias a manifestarse de esta forma lo hayan hecho? Más si se piensa que reiteradamente adversan las marchas populares.
Una explicación es que esta reacción se produce porque se ha tocado a gente que identifican como suya. En los videos que ya han recibido una amplia cobertura mediática, tanto en los medios de comunicación tradicionales como en Internet, también aparecen claves que dan sentido a esta impresionante manifestación. En el mensaje de Rodrigo Rosenberg (que resulta muy impactante por ser la declaración de un hombre que anuncia su propia muerte), se presenta como: “un guatemalteco que ha hecho todo su dinero en base a trabajo e invirtiendo en Guatemala y, además, enseñándo-le (sic) a sus hijas a trabajar e invertir en este país”, en la que resuena, incluso, el lema de la cervecería. Así que puede ser una de las claves.
Además, sin defender al gobierno ni mucho menos, pareciera que estos sucesos también pueden articularse en torno a intereses de distintos sectores. Es posible inferir que al gobierno se le vea como adversario en el campo del poder económico por algún tipo de acción o ciertas políticas, independientemente de que eso que esté haciendo sea bueno o malo, entre otras relaciones de poder que también estén circulando en estos eventos.
¿Qué habrá atrás de todo esto? Sencillamente es difícil de saberlo para uno, ciudadano de a pie, aunque se mantenga el anhelo de justicia y verdad para todos, pero especialmente para las víctimas de este sistema.
Mientras tanto, uno echa en falta que la experiencia de los manifestantes no haya incluido todo el sabor popular que se han producido en otras manifestaciones como las lacrimógenas, por ejemplo. Digo, para que sea una experiencia completa.
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(1) Unas compañeras, observadoras participantes de la manifestación, fueron advertidas con urgencia que se retiraran porque “ya vienen los del gobierno”, lo que comentan entre risas.