Guatemala… un país de grandes contradicciones e inimaginables contrastes culturales.
Hoy, a las puertas de un esperado cambio, muchas personas evalúan su pasado y su historia personal en Guatemala con ojos melancólicos ideando un escape en el caso de un resultado inesperado de las elecciones generales para un nuevo presidente, alcalde y otros políticos de quienes se espera mucho… comenzando por dejar de ser simples parásitos sociales que impiden el desarrollo de un país con grandes posibilidades y un potencial incalculable dados sus recursos humanos y naturales.
¿Cuál debe ser nuestro curso de acción en el caso de ser condenados a cuatro años más… a los cuatro años finales de este nefasto período de corrupción, delincuencia común y de altas esferas, de mafias organizadas en cúpulas políticas y de poder?, ¿Qué podemos esperar del final de este nefasto período?…
Pues como digo, debemos esperar únicamente el final. El final de esta era de zozobra entre un intento de progreso que se vio inhibido por una suciedad social que atestó nuestros débiles sistemas de orden jurídico, económico, político… Esa zozobra, lamentablemente será seguida por una crisis completa que desencadenará pobreza, más delincuencia, más corrupción y la explosión de la crisis generalizada que nos impulsará a la peor de las vergüenzas que ha de sentir una patria…
La migración generalizada…
El salir de este país, abandonando recuerdos, seres queridos, sueños muertos y oportunidades nonatas comienza a vislumbrarse como la única opción para poder progresar. Es una penosa solución, cobarde tal vez; pero lo que sí resulta ser verdadero es que Guatemala está herida de muerte y el tiro de gracia podría recibirlo dentro de unas cuantas horas si el escrutinio de votos resulta ser en favor de quienes ya han derramado el suelo guatemalteco con la sangre de miles y miles de nuestros compatriotas.
Que Dios bendiga a Guatemala e ilumine a los guatemaltecos hacia la mejor solución… quedarse para pelear, o huir al extranjero.