En el municipio de Granados, en Baja Verapaz, aun se transmite una tradición oral muy interesante pero desconocida al respecto de uno de los Símbolos Patrios de Guatemala: la Leyenda sobre el origen de La Monja Blanca.
La Leyenda de La Monja Blanca cuenta que en el origen de la historia existió un gran señor al que le pertenecían altos cerros y amplios valles en la zona conocida antiguamente como "Tucurután" o "Tezulutlán", hoy Baja Verapaz. El señor visitaba el pueblo apenas una vez cada año y en una de sus visitas observó a la mujer más hermosa que había visto, cayendo perdidamente enamorado. Visitó entonces el hogar de la bella mujer y pidió a sus padres que se la entregaran como esposa, ofreciendo a cambio grandes riquezas, joyas y dinero.
Cuando el señor se hizo de la bella mujer como su esposa, dedicó su vida a amarla y complacerla en lo que élla le pidiera. Sin embargo, los padres de la mujer vieron en el amor del señor una gran oportunidad para aprovecharse y obligaban a su hija a exigirle al señor más riquezas, joyas e incluso maíz y cacao. La mujer, en desacuerdo con esto, sufría mucho y la preocupación la llevó a enfermar por la ambición con la que sus padres se aprovechaban de quien tanto la amaba… la mujer murió y el señor conservó su alma como una luz hermosa y brillante entre la vegetación.
En una ocasión en que los padres de la mujer intentaron aprovecharse nuevamente del señor, subieron al cerro en Baja Verapaz, en el que el señor y su esposa vivían, pero al no encontrar a su hija, continuaron buscando hasta dar con la hermosa y brillante luz, comprendiendo que era el alma de su hija.
El señor los vio y comprendió que su hija había muerto por el sufrimiento y la preocupación al saber que sus propios padres se aprovechaban del hombre que la amaba, enfureció entonces y decidió convertir en troncos de árboles a los padres de su esposa. Pero eso no le devolvió la alegría, por lo que con luto y tristeza lloró la falta de su hermosa esposa hasta que un día decidió perpetuar el alma de su esposa convirtiéndola en una hermosa flor blanca de inmensa belleza y sutil elegancia: La Monja Blanca.